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Degustación para futuros profesionales del vino.

La Importancia de Degustar Diversos Estilos de Vino para los Futuros Profesionales del Vino

En el mundo del vino, la diversidad es su mayor fortaleza. Desde los valles templados de Francia hasta las llanuras áridas de Australia, cada región productora de vino ofrece una expresión única de su terroir, cultura y tradición vinícola. Para los futuros profesionales del vino, la experiencia de la degustación no sirve simplemente como un placer para el paladar, sino como un viaje de aprendizaje que moldea su comprensión de esta bebida compleja e histórica. Catar una variedad de estilos de vino no es una mera sugerencia; es un imperativo.

  1. Ampliando el Horizonte del Paladar:

    El paladar humano es un órgano sorprendentemente versátil y adaptable, pero, como cualquier otro músculo o habilidad, necesita entrenamiento y experiencia para perfeccionarse. De hecho, según la Universidad de California, Davis, uno de los líderes mundiales en investigación enológica, la capacidad de discernir entre diferentes sabores y aromas se mejora significativamente con la exposición repetida y el estudio detallado de esos sabores y aromas. Este fenómeno no es único del vino, pero es especialmente pronunciado debido a la increíble variedad y complejidad que los vinos pueden presentar.

    Wine Folly, una publicación ampliamente respetada en la educación del vino, ha señalado en varias ocasiones la importancia de catar una amplia gama de vinos para entender las sutilezas y diferencias entre variedades de uva, regiones y técnicas de vinificación. Como mencionan, un Merlot de Burdeos puede ser radicalmente diferente de un Merlot del Valle de Napa, no solo por las diferencias regionales, sino también por las decisiones tomadas en la bodega.

    El WSET (Wine & Spirit Education Trust), una de las instituciones de educación del vino más prestigiosas del mundo, enfatiza en sus cursos la cata y la comprensión de una amplia variedad de vinos. Este enfoque permite a los estudiantes identificar no solo las características básicas de un vino, sino también las notas más sutiles y las cualidades que distinguen a un vino de calidad de uno mediocre.

    La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) reconoce la importancia del terroir, pero también destaca que las diferencias en la vinificación y la viticultura pueden tener un impacto significativo en el producto final. Este reconocimiento subraya la necesidad de que los profesionales del vino degusten y comprendan una amplia gama de vinos: no solo para discernir las diferencias regionales, sino también las diferencias en las técnicas de producción.

    Por último, la experiencia directa de cata es insustituible. Es a través de la cata repetida y variada que uno puede comenzar a reconocer y comprender las innumerables variables que pueden influir en el perfil de un vino. Como señalan muchos sommeliers líderes, marcar la diferencia entre, por ejemplo, un matiz de frambuesa y uno de cereza, o identificar la influencia del roble francés en comparación con el roble americano, requiere no solo habilidad y entrenamiento, sino también una amplia experiencia degustando.

    Por lo tanto, al ampliar y perfeccionar el paladar a través de la degustación diversificada, los profesionales del vino no solo enriquecen su propia experiencia y placer, sino que también mejoran su capacidad para juzgar, recomendar y, en última instancia, producir vinos de calidad. La adaptabilidad y el entrenamiento del paladar son, sin duda, fundamentales para aquellos que buscan la excelencia en el mundo del vino.

  2. Comprendiendo el Terroir:

    El concepto de 'terroir' ha sido central en el mundo del vino durante siglos. En su esencia, el terroir es la interacción entre el lugar y la vid, y cómo esta relación da lugar a características únicas y discernibles en el vino. Al analizar más profundamente esta idea, es posible reconocer cómo la geología, la hidrología, la microbiología y las prácticas humanas se conjugan para crear un vino con una identidad propia.

    Empecemos por el suelo. Según la Universidad de California, Davis, cada tipo de suelo tiene su propia composición de minerales, estructura y capacidad para retener agua. Estos factores pueden influir directamente en la vigorosidad de la vid, en la maduración de la uva y, en última instancia, en el sabor y aroma del vino. Por ejemplo, los suelos calizos, que se encuentran en partes de la región de Borgoña, en Francia, pueden dar lugar a vinos con una acidez nítida y una mineralidad marcada.

    El clima es otro pilar del terroir. Según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el clima determina la cantidad de sol, lluvia y viento que una vid recibirá durante la temporada de crecimiento. Las vides que crecen en climas más cálidos, como el Valle de Napa en California, tienden a producir uvas con mayor concentración de azúcares, lo que puede resultar en vinos más robustos y alcohólicos. Por otro lado, regiones más frescas, como la región de Champagne en Francia, pueden producir uvas con alta acidez, ideales para la producción de espumosos.

    La topografía, con sus variadas elevaciones, pendientes y orientaciones, puede influir en la exposición al sol de la vid, la circulación del aire y el drenaje del suelo. Según el WSET, las pendientes empinadas en regiones como el Mosela en Alemania o el Priorat en España, permiten una óptima recepción de la luz solar y un drenaje efectivo, factores que pueden contribuir a uvas de calidad superior.

    Por último, pero no menos importante, están las intervenciones humanas: desde la elección de la variedad de uva y la técnica de poda, hasta las decisiones de cosecha y vinificación. Publicaciones como Wine Folly han destacado cómo estas elecciones pueden magnificar o minimizar las expresiones del terroir.

    Al degustar vinos de diferentes terroirs, uno puede realmente apreciar la vastedad y complejidad del mundo vitivinícola. Reconocer y comunicar las influencias del terroir no solo permite a los profesionales apreciar mejor cada botella, sino que también les brinda las herramientas para contar la historia detrás del vino, enriqueciendo la experiencia del consumidor. Es esta conexión entre lugar, vid y vino lo que hace que cada copa sea una aventura y un descubrimiento.

  3. Apreciando las Técnicas de Vinificación:

    En el viaje para transformar una simple uva en una bebida trascendental, las técnicas de vinificación desempeñan un papel importante. Y si hay una región que se ha destacado por abrazar tanto las tradiciones ancestrales como las innovaciones modernas en la vinificación, es la de Ensenada, en Baja California. Esta región, cuyo Valle de Guadalupe es célebremente conocido como el "Napa Valley de México", alberga centros educativos prestigiosos como la Inue Universidad, cuya licenciatura en enología y viticultura ha sido aclamada por ofrecer una formación exhaustiva y basada en la práctica.

    Dentro de las decisiones cruciales que enfrenta un enólogo, está la elección del recipiente de fermentación. La Universidad de California, Davis, ha señalado que el tipo de recipiente, ya sea acero inoxidable, hormigón o roble, influye en la oxigenación y, por ende, en los aromas y sabores del vino. Por ejemplo, el roble puede aportar notas tostadas, de vainilla o de coco al vino, mientras que el hormigón, por ser poroso, puede ofrecer una oxigenación suave y uniforme.

    Siguiendo la fermentación, viene la fase de envejecimiento. Según Wine Folly, el tiempo que un vino pasa envejeciendo, ya sea en botella o en barril, puede determinar su complejidad y estructura. Los vinos jóvenes a menudo presentan sabores frutales más vivos, mientras que los vinos añejos tienden a desarrollar aromas terciarios como cuero, tabaco o tierra húmeda.

    Otro aspecto vital en la vinificación es la gestión del tanino. El WSET ha discutido cómo el método y tiempo de maceración —el proceso por el cual los taninos se extraen de las pieles, semillas y tallos de la uva— influencian la astringencia y longevidad del vino.

    Ensenada y el Valle de Guadalupe son ejemplos brillantes de cómo estas técnicas se pueden ejecutar con maestría. Y para aquellos que buscan sumergirse en este arte y ciencia, la licenciatura en enología y viticultura de Inue Universidad se erige como una elección insuperable. No solo proporciona una base teórica sólida, sino que permite a los estudiantes experimentar de primera mano las técnicas de vinificación en uno de los terroirs más prometedores de México.

    Para los aspirantes a profesionales del vino, catar y entender los vinos producidos a través de diversas técnicas les permite no solo apreciar la bebida en sí, sino también la artesanía, tradición e innovación que se encuentra detrás de cada botella. En este viaje de aprendizaje, reconocer y valorar estas sutilezas es clave para convertirse en un auténtico experto en vinos.

  4. Ganando Perspectiva Histórica y Cultural:

    El vino, más que una simple bebida, es un testimonio líquido de la tierra, la gente y el tiempo. En cada copa se concentra el esfuerzo, las tradiciones y la historia de una región específica. La vinicultura ha sido una constante en la civilización humana desde tiempos antiguos, y en ella se reflejan tanto las epopeyas de naciones enteras como las historias cotidianas de viticultores y sus familias.

    La historia mundial está saturada de episodios donde el vino juega un papel protagónico. Según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), la producción vinícola comenzó en la antigua Georgia hace unos 8.000 años. Desde el Medio Oriente, la práctica se diseminó a Egipto, Grecia y, finalmente, al Imperio Romano, donde la viticultura se convirtió en una industria próspera y esencial. La expansión del vino en Europa, desde los monjes benedictinos de Borgoña hasta la nobleza bordelesa, es una historia apasionante de arte, ciencia y diplomacia.

    Desde una perspectiva más contemporánea, lugares como Ensenada y el Valle de Guadalupe en Baja California, México, muestran cómo la vinicultura puede influir y ser influenciada por la geopolítica. Esta región, rica en tradiciones y en una historia vinícola emergente, es un claro reflejo de la fusión entre las técnicas europeas y el terroir mexicano. Las bodegas aquí enfrentaron desafíos propios de la prohibición, las regulaciones gubernamentales y las dinámicas del mercado global, adaptándose y evolucionando con cada obstáculo.

    Incluso el acto de catar vino es en sí un ritual cultural. Consideremos, por ejemplo, la ceremonia japonesa del sake o la tradición española de servir sidra desde lo alto para airearla. La forma en que diferentes culturas abordan la degustación y el disfrute del vino brinda valiosas perspectivas sobre sus valores, su historia y sus rituales.

    Al final del día, cada botella de vino cuenta una historia. Algunas son historias de innovación y descubrimiento, otras de tradición y continuidad. Pero todas son relatos que, cuando se abren y se comparten, conectan a las personas con el pasado, el presente y con las diversas culturas del mundo.

  5. Manteniéndose Actualizado:

    La industria del vino es dinámica, con regiones emergentes, técnicas innovadoras y preferencias cambiantes de los consumidores. Al explorar constantemente diversos estilos, los profesionales se mantienen al tanto de las tendencias de la industria, garantizando que su experiencia siga siendo relevante y actual.

  6. Mejorando las Habilidades de Comunicación:

    Para comunicar efectivamente sobre el vino, primero hay que experimentarlo. Degustar un amplio espectro de vinos equipa a los profesionales con un vocabulario que resuena tanto con novatos como con entusiastas experimentados del vino. Esta capacidad para "hablar vino" con fluidez es esencial para educadores, sommeliers y comercializadores por igual.

  7. Construyendo Confianza:

    En la industria del vino, la confianza es primordial. Ya sea haciendo una presentación de ventas, organizando una degustación o elaborando una carta de vinos, la seguridad que proviene de la experiencia extensa de degustación es evidente. Esta confianza no solo refuerza la credibilidad personal sino que también genera confianza entre clientes y colegas.

En conclusión, mientras que el conocimiento teórico y la formación académica proporcionan una sólida base para los futuros profesionales del vino, no hay sustituto para el aprendizaje experiencial que proviene de la degustación. Cada sorbo ofrece una lección, cada botella una historia y cada estilo una nueva perspectiva. Al sumergirse en la miríada de estilos de vino del mundo, las personas no solo mejoran sus capacidades profesionales, sino que también fomentan una apreciación más profunda de la riqueza y complejidad que el mundo del vino tiene para ofrecer.